¡ Bienaventuradas!
Amadas en Cristo
El Señor nuestro Dios, nos ha situado en un lugar de prominencia, único y excelente, por tal razón acudimos a su presencia en humildad de espíritu, solicitando su presencia, gracia, virtud y la capacidad para lograr el propósito para el cual fuimos llamadas. Entendemos que sólo su gracia es la que puede garantizarnos el éxito en las tareas espirituales que a diario emprendemos, podemos tener conocimiento en muchas áreas del saber, pero si no administramos con sabiduría y virtud, de nada nos servirá tal conocimiento.
He oído decir que el sólo conocimiento bíblico, hace a personas convencidas; el conocimiento de un evangelio basado en lo emocional, nos hará cristianas fluctuantes y frágiles; pero si mezclamos el conocimiento de las Escrituras, más el Poder del Espíritu Santo seremos cristianas poderosas en fe, y capacitadas para llevar a cabo la tarea encomendada.
Si consideramos en que consiste nuestra labor en la Obra del Señor, creo que la podemos dividir en dos grandes áreas: La Administrativa y la netamente Espiritual. Pero ambas requieren de la guianza del Espíritu Santo morando en nosotras. Tomar decisiones, delegar tareas, aconsejar, guiar a mujeres hacia Cristo, amonestar, predicar…, son acciones mayúsculas que corresponderán a una de estas dos áreas de nuestro que hacer como siervas de Dios.
La Palabra del Señor dice lo siguiente: “De la abundancia del corazón habla la boca”, es decir, cuando hablamos, nos damos a conocer quiénes somos en realidad. Dios es el creador de las ideas, los pensamientos y las palabras. Si definimos lo que es una “Idea” podemos decir que es un pensamiento concebido, o la representación mental de algo. “Un pensamiento” es una palabra no hablada, una palabra en silencio que está en nuestra mente, ahí se forman y ordenan las ideas y los conceptos. “Una Palabra” es un pensamiento revelado, un pensamiento expuesto, un pensamiento hablado; la palabra expresa la idea. Nosotras ya sabemos el modo de pensar del mundo, conocemos sus ideas y sus palabras, la biblia expone acerca de ello como “La corriente de este siglo”. No hay nada tan poderoso como una idea, ¡la Creación fue producto de la idea más gloriosa y portentosa de Dios!
Como podemos ver, tenemos ahora, y por causa del pecado, dos fuentes de pensamientos; las de este mundo, lideradas por el maligno; y la Fuente inagotable del bien, de donde procede todo buen pensamiento, idea y Palabra. Si deseamos tener buenas ideas, debemos ir urgentemente a la presencia de nuestro Padre Celestial, para que nos traiga buenos pensamientos, y así hablar las Palabras de Dios en nuestras ideas; cuando una idea viene a ser un pensamiento establecido y arraigado se convierte entonces en una “ideología”, y ésta misma establecida ya en las personas, se convierte en una “filosofía”
Filosofía es una palabra derivada del griego dividida en dos: Phileo que significa amor, y Sophia que significa conocer o conocimiento. Por lo tanto filosofía es amor al conocimiento; es amar lo que uno sabe. Cada una de nosotras traía antes de conocer a Cristo nuestra propia filosofía, maneras de pensar que no provenían de Dios, sino del mundo.
La fuente de nuestras ideas debe estar fuertemente arraigada en Dios, en su Palabra, es ella la que nos capacita para ejercer el rol que el Altísimo nos ha asignado. Jesús nos explica: Las Palabras que Yo he hablado, son espíritu y son vida; Él ha cambiado nuestra mente y nuestra manera de pensar, las cuales estábamos amando…, por eso la Escritura dice que lo que contamina al hombre no es lo que entra a su boca, sino lo que sale de ella. Que fundamental es entonces vivir en los medios de gracia, porque seremos y pensaremos lo que continuamente oímos, y tendremos fe, en lo que oímos; “La fe viene por el oír continuamente la Palabra de Dios”.
Para ser mujeres consolidadas en la obra del Señor, siendo la ayuda idónea de nuestros maridos, ocupando el lugar principal entre las mujeres de nuestras Iglesias, debemos derribar toda filosofía humana y huecas sutilezas: Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. (Colosenses 2:8.)
Si existe una persona que realmente conoce lo que pensamos, esa Persona es Dios: “Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme. Has entendido desde lejos mis pensamientos” (Salmo 139:2). Llegamos a ser lo que continuamente pensamos;” Si sembramos un pensamiento, producirá una acción, si sembramos una acción producirá un hábito, si sembramos un hábito producirá un carácter, si sembramos un carácter produciremos un destino…,” la Escritura lo dice de esta forma: “Como el hombre piensa así es él”
Concluyendo entonces, ¿cuáles serán los “Principios fundamentales” que Jesús requiere para trabajar como siervos o siervas de EL?
Primero “nuestra filosofía o manera de pensar”: Tenemos que pensar bien, tenemos que pensar como Jesús:
En el Sermón del Monte, Jesús nos enseñó su manera de pensar:
- Bienaventurados los pobres en espíritu, (humildes, dependientes de Dios) porque de ellos es el Reino de los cielos
- Bienaventurados los que lloran (los afligidos) porque ellos recibirán consolación
- Bienaventurados los mansos, porque recibirán la tierra por heredad
- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados
- Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia
- Bienaventurados los puros y limpios de corazón, porque verán a Dios
- Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios
- Bienaventurados cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. (La persecución es parte del éxito espiritual, Jesús enseñó que ésta es una bendición)
- Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos
Segundo «no sólo debemos llamarnos siervos o siervas»: Debemos tener el corazón de un verdadero siervo, la meta nuestra no es el estatus que llevamos, la meta es el “Servicio”.
- Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, (Mat 20:26)
- Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; (1° Pedro 5:2)
Ambos principios nos harán mujeres sólidas y capacitadas para emprender las tareas del Reino aquí en la tierra. Como tú puedes apreciar amada pastora, no hay nada ni nadie, que puede quitar de ti, la bendición de liderar a otras mujeres que necesitan urgentemente de nuestra intervención, si seguimos estos dos principios fundamentales.
Ya no debemos refugiarnos en nuestra simpleza, poca sabiduría, o pobreza; Dios nos ha tendido un camino para ejercer nuestro ministerio sin excusa alguna; lo único que puede abortar esta bendición en tu vida, es la pereza para descubrir la manera de pensar de Jesús, y el orgullo que no te permitirá tener un corazón de sierva.
Con todo mi amor para las esforzadas Pastoras de nuestra Iglesia
Pastora Alicia
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