¡Navidad es Jesús!

Ya es Navidad, el mundo cristiano celebra la llegada de Jesús a esta tierra, su nacimiento, siendo Dios, se hizo como uno de nosotros, más sin pecado; sin duda el misterio más inefable y difícil de comprender para la humanidad.
Navidad es Jesús…,Toda la Escritura habla de Jesús…, el Antiguo Pacto nos habla de un «pueblo» cuyo Señor es Dios, quien ha prometido un Mesías, un Ungido, a quién ellos esperan. El Nuevo Pacto nos cuenta de ese Ungido, del Cristo (en el idioma griego), que llegó; Él es la esperanza y redención, no tan solo para Israel, sino también para el mundo entero. ¡Es la «Buena Nueva», para un mundo extraviado y corrompido!


Isaías, quién es llamado el profeta mesíanico, 700 años antes de la llegada de este Salvador, anuncia, mira hacia delante, profetizando acerca de Jesús: su nacimiento virginal y la declaración que era Dios mismo…»Dios con nosotros».

“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel»

Isaías como otros profetas, proclama la gloria y majestad de este Rey, como asimismo, su humillación y agonía

Previamente nos revela la divinidad de este niño que nacería, y todo lo que Su nombre traería a esta humanidad: realeza, consejo, fortaleza, vida nueva, eternidad y paz perfecta que solo Él puede dar.
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”
(Isaías 9:6)

Jesús es la causa y consecuencia de todo el bien, y de toda la bendición para el hombre.

El profeta Isaías, nos describe con exactitud Su reino que venía a este mundo…
“Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”
(Isaías 9:7)

Que maravilla es, que tú y yo, pertenezcamos a este Reino que llegó a la tierra hace más de dos mil años atrás, sin embargo, es Reino eterno y sobrenatural que estamos conociendo día a día, porque «Dios Es desde la Eternidad, hasta la Eternidad». Podríamos decir entonces que nuestro Señor llega a este mundo desde el futuro, Él irrumpe en este presente siglo malo, para redimirnos y luego guiarnos hasta nuestro eterno mañana.

Mira ahora, lo que Jesús puede hacer en nuestras vidas, sus promesas ya fueron selladas con su sangre preciosa, Isaías nuevamente nos manifiesta:

“Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa. No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos. Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente.”
(Isaías 32:2-4)

Jesús es para nosotros «como escondedero contra el viento», en primer lugar nos habla de salvación. Todos estamos sujetos a los vientos de la vida…, ¿cuáles son los tuyos?
Pueden ser los vientos de circunstancias que te han estremecido, o tal vez, vientos de tentación que tratan de seducir, vientos de problemas que prueban tu fe; pero has de saber, que nuestro Señor prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin de los tiempos, Él es el único que te puede esconder de todos estos vientos que atentan contra tu integridad y fe.
Sin duda necesitamos un refugio tranquilo durante los vendavales y la fe en Jesús es la que calma los vientos de la culpa. Cristo recibe y perdona a todo el que viene a Él: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.”
(Juan 6:37)

Jesús es como «refugio en la tempestad», esto es, «seguridad» en medio de las tormentas de la vida, ¿o no es eso, lo que tanto anhela el hombre para sí y su familia? Ciertamente nuestro Señor es un refugio donde nos podemos resguardar, nos protege en la tormenta, da hogar al desamparado, nos regala fortaleza en medio de la batalla, y es como un santuario, para los que necesitamos la verdadera paz.
Recuerda que hay muchas tormentas, sociales, económicas, emocionales o afectivas; ¿has pasado por alguna de ellas? ¡Jesús es el refugio perfecto para tu tormenta!

Jesús es «como arroyos de agua en tierra de sequedad» ¿recuerdas cuando llegaste a Cristo? Él fue tu refrigerio y satisfacción que nadie te pudo dar.
El mundo hoy busca incansablemente satisfacción, buscan por derroteros equivocados, más Jesús es el único que ofrece agua de vida, Isaías y Juan proclaman lo mismo…, Él ofrece «agua de vida» “mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”
(Juan 4:14)

Es más, Jesús nos prometió la vida misma, mediante Su Espíritu Santo, a los que hemos creído en Él:
“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”
(Juan 7:37-39)

Jesús es «como sombra de gran peñasco en tierra calurosa» ¿has experimentado en tu vida esa promesa? ¿Estas habitando al abrigo del Atísimo y morando bajo su sombra? Su promisión es descanso y refrigerio.
Jesús ofrece descanso al cansado; porque algunos están cansados de luchar contra la tentación; y otros cansados de luchar contra la salud quebrantada; otros agobiados por los aprietos económicos, o simplemente cansados de los conflictos familiares.

Pastora querida, en los agobios de la vida, Ven a Jesús y halla descanso. ÉL te refrescará y te dará nueva fuerza… Mira lo que ha establecido la Navidad para ti:

– Jesús es El Salvador Todo Suficiente
– Jesús es todo lo que necesitamos
– Confía en El y has que otros también reciban la salvación hoy mismo.

!Feliz Navidad¡

Pra. Alicia

diciembre 27, 2016

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