¡El Reino de los cielos ha llegado a nosotras!
Hemos recorrido un gran año, para volvernos a reencontrar y compartir en estos selectos días cada victoria y presentarla a los pies de Cristo, las derrotas también son tremendos triunfos, ya que de ellas aprendemos a ser más que vencedoras en Cristo Jesús. Todo ha sido y será siempre, “Para la gloria de Dios»
He querido llamar vuestra atención y recordarles explícitamente que somos la Iglesia del Señor, pero a la vez “Ciudadanas del Reino de los cielos». Reiterar esta gran verdad revelada en Su Palabra: ¡El Reino de Dios ha llegado a nosotras! (Mateo 12:28)
Las invito a recordar un pasaje relevante de las Escrituras: Juan el Bautista se encuentra en el desierto de Judea, y hace el siguiente anuncio…,“Arrepentíos, porque el Reino de los cielos se ha acercado» (Mateo 3:2)
Luego el propio Señor Jesucristo morando ya en Capernaum, comienza a predicar:
“Arrepentíos, porque el Reino de los cielos se ha acercado» (Mateo 4:17)Por lo tanto, el Reino de los cielos lo trae nuestro Rey Jesús, «Dios y Redentor nuestro». Este Reino que es “ahora» y aún está “por venir», en la gloria postrera por toda la eternidad.
Necesitamos saber que este Reino tiene Principios. Tenemos que aprender a pensar y actuar como un habitante y gobernante del Reino, es decir, la persona que Dios nos creó para ser. Debemos encantarnos, deleitarnos en él, porque nuestro Rey es único y soberano Dios…, tenemos responsabilidades en esta nueva vida, también derechos, promesas aquí y en la vida venidera -la eternidad sin fin-
El Concepto de reino se ha perdido en nuestra cultura contemporánea , el hombre ha optado por diseñar sus propias formas de gobierno, pero sus experimentos continúan fracasando
Buscando la definición de Reino, consideraremos lo siguiente: La influencia de gobierno de un rey sobre su territorio, impactándolo con su voluntad, propósito e intención personales, produciendo una cultura, valores, moral y estilo de vida que refleja los deseos y la naturaleza del rey ante sus ciudadanos.
Para el pueblo de Dios, Su voluntad y propósito, están plasmados en la Palabra que trasciende e impacta nuestra vida, ella nos señala:
“Más bien, busquen primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas» (Mateo 6:34)
Esta Palabra nos inserta en un estilo de vida único y diferente al mundo, y a la vez, nos enfrenta con éste mismo. Es el gobierno del hombre contra el gobierno de Dios
La prioridad del mundo es contraria a “La prioridad de Dios». Es urgente conocer esta prioridad, ya que ello determinará nuestro éxito como funcionarias y ciudadanas del Reino.
El Reino Dios debe ser buscado, estudiado, entendido y aprendido. Buscar, estudiar, perseguir, explorar, entender, aprender, considerar. Los buscadores tienen un deseo de saber y poseen pasión hacia el objeto de su búsqueda.
Tenemos que hacer del Reino, lo “Primero» Prioridad número uno. Otorgar el mayor valor al Reino de Dios ubicándolo por encima de todo lo demás. Él debe ser nuestra mayor prioridad. El reino no es una religión o alguna forma de ritual.
Hemos sido conminadas a buscar la justicia del Reino; Ser justos significa estar alineados con la autoridad, estar en buenas relaciones con la autoridad, estar en un alineamiento legal o legítimo, y estar parados correctamente en cuanto a la ley o las regulaciones (Principios) y cumplir con las exigencias de la autoridad. Por eso Jesús enfatiza en el Reino y en la necesidad de ser justos para poder recibir todas las cosas añadidas
Por último debemos recordar lo que nuestro Rey ha manifestado a los suyos “Mi Reino no es de este mundo…
Si el Reino de los cielos es oposición al reino de este mundo…, ¿Por qué queremos hacer de este mundo nuestro reino?
Observe esta sobrecogedora verdad declarada por el apóstol Juan:
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre»
(1 Juan 2:16-17)
¡Dios las bendiga, ciudadanas del Reino de los cielos!
Con cariño
Alicia
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